lunes, 31 de agosto de 2009

Noticias del Perú

Desde Roma nos escribe el casteador peruano don Carlos García, quien nos envía una foto de su precioso gallo campeón “el Altanero”, de una gran línea de españoles y dominicanos, habiendo jugado su abuelo en nueve campeonatos internacionales. Transcribimos este pasaje de su carta:
“En el Perù se considera que crían gallos más o menos un millón de personas, y en todo el país existen unas 450 galleras en una población de 26 millones de personas .En este último decenio se afirmó en los gallos de pico el tipo Bankivoide, con el objetivo de ser competitivos a nivel latinoamericano; los resultados son impresionantes: en 10 campeonatos mundiales de la asociación mundial de gallos de pelea de pico, nuestro país ha obtenido el primer puesto por cuatro veces y el segundo dos veces, con la participación de representantes de Miami, Puerto Rico, Panamá, República Dominicana, Ecuador, Venezuela, Chile, Colombia y España.Soy un amante de la gallística; la sublimación de esta simbiosis del gallero y esta fiera emplumada ha generado tipos y prototipos de combatientes que reflejan la personalidad del casteador. En mis sueños de gallero veo danzar al Gallo Canario, como un reflejo superior, al Old English Game, que hizo y hace soñar al estoico criador.Después de tres años de trabajo genético con mi socio, que es un medico veterinario, hemos comenzado a jugar nuestros ejemplares en el coliseo más importante de nuestro país, y ya estamos obteniendo buenos resultados.”
Don Carlos García nos hace llegar un libro muy interesante: “Crónicas y apuntes sobre gallos de pelea”, de que es autor el extraordinario aficionado Óscar Cañedo Valle. Se trata de un libro de 232 páginas publicado en 2007 y editado por Alfonso Lizárraga (alizarraga@viabcp.com), con muchas fotografías y excelente calidad de impresión. Óscar Cañedo se revela como un gran amante de los gallos, y por supuesto una autoridad en la materia, habiendo colaborado en las revistas “Pico y Espuelas” (República Dominicana), “Cantaclaro” y “Tradición Gallera” (México), “Tradición de Gallos en el Mundo” (Argentina), “Gallos de Combate” (Colombia) y “Vamos a Gallos”, “Perú Gallístico” y “Pasión Gallera” (Perú).
El libro abunda en homenajes a figuras desaparecidas del mundo gallístico peruano que Óscar Cañedo ha conocido, revelando una vez más que los gallos conforman un mundo admirable de amistad y de amor a este animal incomparable. Nos enteramos que en Perú existen tanto las peleas “a pico y espuelas” como “a navajas”, y que la temporada se abre el 1 de mayo, con grandes campeonatos en Lima el 28 de julio y el 30 de agosto. En un capítulo son tratados los grandes “preparadores”, que nosotros llamamos “cuidadores” como ellos a sus galleras “galpones” y a sus vallas “coliseos”. También es evocada la figura del mejor juez peruano de todos los tiempos, don Arnoldo Guillén Cárdenas, pero Óscar Cañedo aboga en cambio por la desaparición de la figura del soltador, dando la impresión de son todos tan marrulleros como algunos de los nuestros. Perfectamente transponible a Canarias es su reflexión sobre el prolongamiento innecesario y hasta cruel de las peleas, en el capítulo “Seamos justos”.
Otro interesante artículo versa sobre los gallos jabados, y magníficos son los titulados “Escarapela y el Jabao” y “Una lección para recordar”; el primero describe con mucho humor la historia de un casteador que se ve arrasando en los campeonatos, para resultar ser todo un sueño provocado por una cena de frijoles con chicharros, mientras que el segundo relata la historia de un misterioso forastero llamado don Aquilino que, tras participar en una fiesta de un distrito norteño, deja sus gallos allí, con los que castean aficionados que, al cabo de los años, ya olvidan de dónde les ha venido la gran raza que tienen. Como a lo largo de todo el libro, Óscar Cañedo se sitúa en la defensa de la nobleza, la generosidad y la gratitud. Que, como siempre se ha dicho en Canarias, los gallos son un deporte de caballeros, sea cual sea la procedencia social de los aficionados.
Felicitamos a Óscar Cañedo por este estupendo libro, y agradecemos a don Carlos García esta ventana que nos ha abierto sobre la vida gallística peruana.